domingo, 20 de abril de 2014

La isla como espacio en las obras filosóficas


Las islas son lugares aislados, de difícil acceso, con unos límites concretos más allá de las posibles fronteras que quiera colocar el ser humano. Por ello, muchos filósofos las han utilizado a lo largo del tiempo como el espacio ideal para localizar sociedades ficticias en las que desarrollar sus teorías políticas.


 El primer ejemplo de esto que encontramos en la historia sería el de Platón, que ya había expuesto sus ideas sobre una sociedad ideal en La República. Pero lo interesante en este caso es la descripción que hace, en sus Diálogos Critias y Timeo, de la Atlántida, una isla que según este autor se habría localizado “delante de las Columnas de Hércules”. Lo más curioso de esta isla, que ha desatado la imaginación de muchos autores a lo largo del tiempo, especialmente a partir del Romanticismo, es el hecho de que en la actualidad no hay vestigio alguno de su existencia. Esto ha dado pie a numerosas obras literarias, musicales y cinematográficas, y también a diversas investigaciones en búsqueda de sus restos submarinos. Se han realizado distintos descubrimientos en diferentes partes del globo que han llevado a defender que se han encontrado estos restos. Un ejemplo de esto sería la defensa que hace un equipo internacional de investigadores respaldado por National Geographic de que la ciudad perdida estuvo al noroeste de Cádiz y fue sepultada por un tsunami.
Foto aérea de la supuesta Atlántida encontrada en Cádiz
También se han popularizado diversas teorías sobre la situación de la Atlántida en la que esta se identificaría con Tartessos, una antigua civilización localizada en el suroeste de Andalucía y de la cual apenas se tienen datos. Esta teoría fue defendida principalmente por el arqueólogo alemán Adolf Schulten. Otras hipótesis sobre la Atlántida la sitúan en Bolivia, la isla de Malta, el mar de Azov, el Próximo Oriente, el norte de África, Irlanda, Indonesia y en la Antártida. Incluso se han llevado a cabo congresos sobre el tema.

A pesar de todo, no ha habido, de momento, ninguna investigación que haya logrado asegurar la localización de la isla descrita por Platón. De hecho, hoy se sabe que el relato presenta anacronismos y datos imposibles, lo que descartaría su verosimilitud literal. Con todo, se admite la posibilidad de que el mito haya sido inspirado en un fondo de realidad histórica vinculado a alguna catástrofe natural.

Esta catástrofe natural era descrita por Platón como un violento terremoto y un gran diluvio, que, “en un solo día y una noche terribles”, habrían logrado sepultar la isla bajo el mar. Sin embargo, antes de que esto ocurriera, Platón asegura que, 9000 años antes de la época del legislador ateniense Solón (c. 638 a. C.–558 a. C.), la Atlántida era "más grande que Libia y Asia juntas", y contaba con el favor del dios Poseidón, por lo que tenía abundantes recursos.
Representación de la Atlántida según lo descrito por Platón
Estaba dividida en diez reinos, que formaban una confederación gobernada a través de leyes, las cuales se encontraban escritas en una columna de oricalco, en el Templo de Poseidón. Las principales leyes eran aquellas que disponían que los distintos reyes debían ayudarse mutuamente, no atacarse unos a otros y tomar las decisiones concernientes a la guerra, y otras actividades comunes, por consenso y bajo la dirección de la estirpe de Atlas. Las ideas de Justicia y Bien eran propias de la sociedad atlante, como proponía Platón que debía ocurrir en una sociedad perfecta. Sin embargo, los monarcas de la Atlántida fueron volviéndose cada vez más soberbios, comenzando una política expansiva con la que conquistaron gran parte de Europa y del norte de África. Sin embargo, no lograron expandirse por Grecia ni Egipto, ya que entonces fueron derrotados por una hipotética Atenas prehelénica. Como castigo por su soberbia, los dioses decidieron enviar la catástrofe natural que antes mencionábamos.

Otro libro que describe una isla en la línea de la Atlántida de Platón es De optimo rei publicae statu deque nova insula Utopia  (Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía), del filósofo y político inglés Tomás Moro. De hecho, la concepción de utopía que tenemos en la actualidad proviene del uso del término que realizó este autor en su obra a finales del siglo XV, puesto que en realidad, esta palabra proviene del griego y tiene el significado de, simplemente, “no lugar”. En este sentido hay que señalar que la isla de Tomás Moro es claramente una ficción del autor y no hay dudas sobre su posible existencia, como ocurre con la Atlántida.

La isla de Utopía, de origen artificial, estaba habitada por una sociedad perfecta en la que Moro introdujo conceptos realmente innovadores para su tiempo. De hecho, sus ideas rompedoras y su desacuerdo con la decisión del rey Enrique VIII de escindir la Iglesia le llevaron a ser encarcelado y posteriormente decapitado. Este libro se puede considerar como el primero, con permiso de La República de Platón, que habla de forma abierta de una sociedad comunista. En la sociedad utópica no existe la propiedad privada, y la igualdad tiene un papel muy importante. Así, todas las personas tienen derecho a una casa y a ropa, que serán para todos iguales, y todos han de trabajar el campo, aunque luego dediquen tiempo a la actividad para la que se han formado. La isla está gobernada por una democracia en la que, no obstante, el puesto de príncipe es vitalicio a no ser que se demuestre que es un tirano.
Mapa de Utopía

También se plasman conceptos como  la eutanasia, el divorcio o la libertad de religión. Esto sorprende mucho viniendo de un hombre fuertemente ligado con la Iglesia católica, la cual ni siquiera en la actualidad acepta algunas de estas consideraciones. Sólo se puede percibir algo su ligazón a la Iglesia en el hecho de que, en Utopía, se desconfía de los ateos ya que, al no creer en nada después de la muerte, el miedo al castigo eterno no evita que incumplan las normas de la comunidad. Aun así, la historia no ha dejado claro si Tomás Moro realmente pensaba esto, o simplemente pretendía ser una sátira de la nueva sociedad llevada al extremo.

En cualquier caso, la Utopía ha servido de inspiración para teorías políticas posteriores, así como para ficciones utópicas o distópicas, aunque no todas ambientadas en islas, claro. De todas formas, con este pequeño análisis de estas dos obras queda claro que la isla es un espacio idóneo para experimentar formas políticas nuevas, como intentó Platón, sin éxito, en la isla de Siracusa.

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