sábado, 10 de mayo de 2014

Proceso de formación geológica de los archipiélagos españoles


Todo relieve que forma parte de la superficie de la tierra es resultado de un proceso de formación y modelado a lo largo de la historia de nuestro planeta. Pero si queremos  comprender cómo tiene lugar este proceso es preciso saber previamente qué es la teoría de la tectónica de placas y cuáles son los factores del relieve; y, además, es necesario entender de qué modo estos factores intervienen en la formación del relieve.
Los factores del relieve son los aspectos o fuerzas que intervienen en la formación y modelado de un relieve, dentro de ellos, se diferencian tres: factores erosivos (modelan la superficie terrestre a partir de agente externos como pueden ser el agua o el viento), litológicos (el modelado se encuentra en función de la naturaleza de cada roca) y tectónicos (fuerzas que levantan y edifican el relieve).
La teoría de la tectónica de placas explica la formación del relieve a partir de un modelo en el que la litosfera estaría compuesta por un número de piezas móviles, llamadas placas, que flotarían sobre la astenosfera. 
La evolución geológica de la península ibérica y las islas baleares se debe a un mismo y remoto proceso, condicionado por su posición entre dos placas tectónicas: la africana y la euroasiática. Sin embargo, la formación del archipiélago canario es más reciente (20 millones de años), y además, es independiente de la formación de la península y las baleares, encontrándose condicionada únicamente por el continente africano. 
El proceso de formación de la península ibérica y el archipiélago balear se inició hace unos 4600 millones de años en la Era Precámbrica. Al final de esta era (570 millones de años) las tierras emergidas formaban un único continente: Pangea I. Durante la segunda etapa, la Era Paleozoica, se produjeron dos orogenias: la caledoniana y la herciniana. Esta última dio lugar al macizo hespérico. Además del macizo hespérico, poco después, aparecieron otras tierras emergidas, arrasadas y transformadas en superficies de erosión. Así, al noreste del macizo hespérico surgieron los macizos del Ebro y el Catalano-Balear. En la Era Mesozica, que fue una fase de calma geológica caracterizada por los movimientos epirogénicos, las fosas marinas de las Béticas se cubrieron de sedimentos. Más adelante, se produjo el choque de la placa africana y la euroasiática, lo que dio lugar a la orogenia alpina, que tuvo, entre muchas consecuencias, el elevamiento de las cordilleras alpinas de las Béticas a partir de los sedimentos que habían sido depositados en la época anterior. Como prolongación de las Béticas, emergieron las islas baleares. Otra consecuencia de la orogenia alpina fue el inicio de la formación del archipiélago canario, pues, se abrió el fondo del océano Atlántico y a través de esas fracturas ascendieron materiales volcánicos que se solidificaron y formaron las islas Canarias. Para terminar, la última etapa, el Cuaternario, fue solo una fase de retoques erosivos y sedimentación.



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