Todo relieve que forma
parte de la superficie de la tierra es resultado de un proceso de formación y
modelado a lo largo de la historia de nuestro planeta. Pero si queremos comprender cómo tiene lugar este proceso es
preciso saber previamente qué es la teoría de la tectónica de placas y cuáles
son los factores del relieve; y, además, es necesario entender de qué modo
estos factores intervienen en la formación del relieve.
Los factores del relieve
son los aspectos o fuerzas que intervienen en la formación y modelado de un
relieve, dentro de ellos, se diferencian tres: factores erosivos (modelan la
superficie terrestre a partir de agente externos como pueden ser el agua o el
viento), litológicos (el modelado se encuentra en función de la naturaleza de
cada roca) y tectónicos (fuerzas que levantan y edifican el relieve).
La teoría de la
tectónica de placas explica la formación del relieve a partir de un modelo en
el que la litosfera estaría compuesta por un número de piezas móviles, llamadas
placas, que flotarían sobre la astenosfera.
El proceso de formación
de la península ibérica y el archipiélago balear se inició hace unos 4600
millones de años en la Era Precámbrica. Al final de esta era (570 millones de
años) las tierras emergidas formaban un único continente: Pangea I. Durante la
segunda etapa, la Era Paleozoica, se produjeron dos orogenias: la caledoniana y
la herciniana. Esta última dio lugar al macizo hespérico. Además del macizo
hespérico, poco después, aparecieron otras tierras emergidas, arrasadas y
transformadas en superficies de erosión. Así, al noreste del macizo hespérico
surgieron los macizos del Ebro y el Catalano-Balear. En la Era Mesozica, que
fue una fase de calma geológica caracterizada por los movimientos epirogénicos,
las fosas marinas de las Béticas se cubrieron de sedimentos. Más adelante, se
produjo el choque de la placa africana y la euroasiática, lo que dio lugar a la
orogenia alpina, que tuvo, entre muchas consecuencias, el elevamiento de las
cordilleras alpinas de las Béticas a partir de los sedimentos que habían sido
depositados en la época anterior. Como prolongación de las Béticas, emergieron
las islas baleares. Otra consecuencia de la orogenia alpina fue el inicio de la
formación del archipiélago canario, pues, se abrió el fondo del océano Atlántico
y a través de esas fracturas ascendieron materiales volcánicos que se
solidificaron y formaron las islas Canarias. Para terminar, la última etapa, el
Cuaternario, fue solo una fase de retoques erosivos y sedimentación.
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