Sedia-m' eu na ermida de San
Simión
e cercaron-mi-as ondas que
grandes son.
Eu atendend´o meu amigu'! E verrá?
Estando na ermida, ant' o altar,
cercaron-mi-as ondas grandes do
mar.
Eu atenden[d´o meu amigu'! E verrá?]
E cercaron-mi-as ondas que grandes son:
non ei [i] barqueiro nen
remador.
Eu [atendend´o meu amigu'! E verrá?]
E cercaron-mi-as ondas do alto mar:
non ei [i] barqueiro ne sei
remar.
Eu aten[dend´o meu amigu'! E verrá?]
Non ei i barqueiro nen remador:
morrerei “eu”, fremosa, no mar
maior.
Eu aten[dend´o meu amigu'! E verrá?]
Non ei [i] barqueiro nen sei remar:
morrerei eu, fremosa no alto
mar.
Eu [atendend´o meu amigu'! E verrá?]
Esta isla fue y es una gran fuente de
inspiración literaria. Numerosos autores sitúan sus obras en ella. El primer autor en sufrir esta influencia fue
Meendinho, trovador de la corte, que sitúa su cantiga de amigo en la ermita San
Simón. A partir de este punto, la isla cobrará mucha importancia en otros
autores como Agustín Fernández Paz, Manuel Rivas, Antón Reixa, Rexina Vega,
Julio Verne...
San Simón es un archipiélago situado en la ría de Vigo,
perteneciente a la localidad de Cesantes, Redondela. Este archipiélago esta
formado por dos islas, San Simón y San Antón, unidas por un puente. A lo largo
de la historia esta isla tuvo numerosas funciones, en la Edad Media como monasterio,
tal y como podemos ver en la cantiga de Meendinho. A partir del siglo XI
encontramos la presencia del hombre, en concreto por templarios ya que había un
monasterio de esta orden. Este monasterio pudo verse afectado por los ataques
de las tropas de Almanzor en el año 977, así como también por lo vikingos unos
años más tarde.
Hasta el siglo XVIII San Simón, será testigo de un gran
actividad monástica, protagonizada por diversas comunidades religiosas, que
encuentran en este alejado lugar un espacio de espiritualidad y retiro. Entre
estas comunidades destaca la de los templarios que permanecerán en la isla más
de seis décadas, aún hoy pueden verse dos conventos en la isla que fueron
refugio no sólo para los monjes pacíficos, sino también para algunos marineros
que al verse en situaciones comprometidas con sus embarcaciones (atracos, el
tiempo...) se quedaban en este convento.
Durante la Edad Media, San Simón y toda la ría de Vigo
fueron fuente de inspiración de los principales trovadores de la época. Destacamos
la cantiga de amigo de Meendinho ambientada en la isla, esta es considerada una
de las joyas más importantes de la lírica gallego-portuguesa del siglo XIII.
Habla de la desesperación de una mujer que aguarda a su amado y este no da
llegado.
Quizá fueran sus condiciones óptimas naturales o su
proximidad a la ciudad de Vigo los factores que motivaron que la isla fuera
testigo de numerosos acontecimientos violentos provocados por conflictos
territoriales y incursiones armadas, que desembocarían finalmente en la
búsqueda de la tranquilidad por parte de los monjes.
Uno de los episodios más sangrientos tuvo lugar en 1589
cuando Francis Drake atacó diversos puntos de la costa gallega en las que la
isla también se vería involucrada. De hecho, algunas de las crónicas de la
época apuntan a que los últimos ocupantes del convento fueron asesinados por el
caballero de la reina Isabel I de Inglaterra pero considerado un pirata por la
corona española. Apenas pasara un año de la derrota de la Armada Invencible, cuando
Inglaterra aprovechó que los barcos españoles no estaban en buenas condiciones
para saquear las costas gallegas y aprovechar la insurrección portuguesa contra
Felipe II de España. Tras atacar A Coruña y fracasar, el vencido Francis Drake
arrasó sin piedad Vigo y por extensión, la isla de San Simón.
El archipiélago también se vio involucrado en 1702 en la
batalla de Rando, cuando una flota armada anglo-holandesa atacó a las naves
españolas y francesas al lado de San Simón, en plena Guerra de la Sucesión. Los
galeones españoles cargados con un gran tesoro procedente de América, entraban
en la ría de Vigo, cuando fueron atacados por estos. Finalmente los
anglo-holandeses atacaron a os barcos franceses que estaban cubriendo a los
barcos españoles. Los españoles consiguieron luchar contra los navíos enemigos
y vencer aunque parte del tesoro se hundió, lo que dio pie a una leyenda acerca
de este. Antes de abandonar tierras gallegas, los ingleses saquearon la isla de
San Simón, y quemaron la iglesia.
El mito de que el tesoro sigue en el fondo de la ría viguesa
atrajo a Julio Verne, que maravillado por esto hizo que el capitán Nemo en
“Veinte mil leguas de viaje submarino” se perdiera en el fondo del mar en la
batalla de Rande.
La isla de San Simón vivió un período de reposo ata la
llegada de las enfermedades infecciosas que se expandieron por Europa en pleno
comercio exterior con Asia, América y África. Estas epidemias mortales
obligaron a crear una estación de cuarentena aislado de la población para
evitar contagios. El 1 de junio de 1838, se inaugura el lazareto marítimo de
San Simón, no sólo como centro sanitario sino también para el control de
infecciones de los tripulantes de los barcos procedentes del exterior con
destino a los puertos de Galicia.
Cada isla tuvo una función, la de San Antón acogía a los
enfermos irrecuperables, sin ya cura, mientras que en San Simón se realizaban
los controles a los navíos. Estas dos islas estaban comunicadas por un puente
con dos portalones por donde sólo podían pasar los enfermos terminales y las monjas que los cuidaban. Como todos los
barcos tenían que pasar por el lazareto permitía que Vigo expandiese su puerto,
llegando a convertirse en el principal puerto de la costa atlántico española.
Gracias a los avances médicos, en 1927 se cerró el lazareto y San Simón pasaría
a convertirse en un centro de reposo.
Tras el cierre del lazareto se realizaron numerosas
propuestas para la reutilización de las instalaciones, pero con la llegada de
la Guerra Civil española, estas se vieron paralizadas. Durante los años 1936 y
1943, la isla desempeñaría la función de cárcel, albergando a los presos
políticos de Galicia y de otras partes de España. San Simón fue destinada como
prisión, mientras que San Antón como cuartel de los soldados que custodiaban la
cárcel. Una vez finalizada la guerra la cárcel se cerró y se habilitó como
residencia temporal para los miembros de la guardia de Franco.
La isla volvería a ser testigo de una nueva tragedia en el
año 1950, sufriendo el naufragio de la
lancha “A Monchita” que provocó la muerte de 43 miembros de la Guardia de
Franco, lo que supuso la clausura definitiva del albergue. La isla estuvo
deshabitada durante bastantes años, hasta que en 1999 fue declarada Bien de
interés cultural y comenzó su reconstrucción de los edificios y de los parques.
La recuperación se dirigió hacia una función cultural contando con auditorio,
biblioteca, escuela de mar, hotel, y restaurante.
SAN SIMÓN Y LA LITERATURA
En la obra “Noite de voraces sombras”
(noche de voraces sombras) de Agustín Fernández Paz, podemos ver
referencias a la isla. Es una obra ambientada en la postguerra, donde la
protagonista Sara, encuentra unas cartas de su tío Moncho, un antiguo profesor
republicano, víctima de las represalias del franquismo. Este, fue encarcelado en
numerosas cárceles, una de ellas la de la isla de San Simón. En estas cartas se
cuenta una historia de amor entre Moncho y Sara Salgueiro, amada del tío también victima de las persecuciones, se describe en ellas el sufrimiento de los presos en la isla, el trabajo de
Moncho de hacer resurgir la cultura
gallega...
La Isla en esta ocasión permite
adentrarnos en la vida de un preso, en sus reflexiones, en su miedos... Un
papel muy común en la historia de la literatura gallega.
Manuel Rivas, en el “O Lápis do
carpinteiro” (El
lápiz del carpintero) cuenta la historia de un médico socialista, Daniel Da
Barca, que es trasladado a la isla de San Simón, después de estar en el
sanatorio de Porta Coeli (Valencia), durante el viaje a la isla, se casa con Marisa y
pasa lo noche de bodas con ella, pero al día siguiente finalmente regresa a San Simón donde sufre las frustraciones y represalias de la época. Esta novela fue llevada al cine por Antón Reixa. En este caso, la isla sirvió como escenario para el rodaje.
Otro autor que hace referencia a la isla
de San Simón en su obra es Antón Reixa, en el poema “Contrabando de
amigo” del libro Viva Galicia Beibe. Este poema es una
parodia de la cantiga de amigo de Meendinho, en este la enamorada del trovador
sigue “atendendo o meu amigo” (esperando al amigo) en la isla de San Simón
mientras el enamorado presuntamente estaba en una marea en el Gran Sol. En el
poema de Antón Reixa, el amigo no estaba en las tierras irlandesas, sino que
como mucha gente de la ría que sufre la reconversion de la pesca estaba con
“contrabando do tabaco e de drogas de drogar” (contrabando de tabaco y de
drogas de drogar).
Sentada estou na illa de San
Simón
esperando, meu amigo, ai que
volvas do Gran Sol
e pola ponte de Rande van e veñen
sen parar
moitos coches, meu amigo, que non
veñen do Gran Sol.
Esta obra fue musicada por Na lúa, un
grupo de las Rías Bajas. Na Lua –
Contrabando De Amigo.
El auditorio de la isla de San Simón también acogió la presentación del concierto Cores do Atlántico, con el que se
pretendía mostrar el trabajo divulgativo-musical sobre las cantigas de amigo
realizado por la catedrática holandesa Ria Lemaire Mertens y la cantautora
brasileña Socorro Lira.
En este concierto se pudo contar con voces de numerosas partes del mundo, como Socorro Lira, Uxía, Eneida Marta, Margareth Meneses, Tereza Paiva y
João Afonso, que interpretaron las composicones incluidas en el libro-disco,
que ha editado PAI Música y la asociación Ponte nas Ondas. En este disco se mezcla la tradición de las cantigas de amigo con las composiciones contemporáneas que acompañan las letras.
El proyecto se ha editado en
formato libro-cedé, en gallego, a través de la asociación Ponte nas Ondas! y
PAI Música, para España y Portugal. Ria Lemaire, especialista en literatura
medieval y profesora de la Universidad de Poitiers, ha escrito el libro como un
trabajo de divulgación sobre las cantigas de amigo galego-portuguesas, como
primeras muestras del patrimonio cultural galegoportugués, que nos llegaron por
vía culta los primitivos cantos de mujeres.
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