domingo, 20 de abril de 2014

La isla como espacio en las obras filosóficas


Las islas son lugares aislados, de difícil acceso, con unos límites concretos más allá de las posibles fronteras que quiera colocar el ser humano. Por ello, muchos filósofos las han utilizado a lo largo del tiempo como el espacio ideal para localizar sociedades ficticias en las que desarrollar sus teorías políticas.


 El primer ejemplo de esto que encontramos en la historia sería el de Platón, que ya había expuesto sus ideas sobre una sociedad ideal en La República. Pero lo interesante en este caso es la descripción que hace, en sus Diálogos Critias y Timeo, de la Atlántida, una isla que según este autor se habría localizado “delante de las Columnas de Hércules”. Lo más curioso de esta isla, que ha desatado la imaginación de muchos autores a lo largo del tiempo, especialmente a partir del Romanticismo, es el hecho de que en la actualidad no hay vestigio alguno de su existencia. Esto ha dado pie a numerosas obras literarias, musicales y cinematográficas, y también a diversas investigaciones en búsqueda de sus restos submarinos. Se han realizado distintos descubrimientos en diferentes partes del globo que han llevado a defender que se han encontrado estos restos. Un ejemplo de esto sería la defensa que hace un equipo internacional de investigadores respaldado por National Geographic de que la ciudad perdida estuvo al noroeste de Cádiz y fue sepultada por un tsunami.
Foto aérea de la supuesta Atlántida encontrada en Cádiz
También se han popularizado diversas teorías sobre la situación de la Atlántida en la que esta se identificaría con Tartessos, una antigua civilización localizada en el suroeste de Andalucía y de la cual apenas se tienen datos. Esta teoría fue defendida principalmente por el arqueólogo alemán Adolf Schulten. Otras hipótesis sobre la Atlántida la sitúan en Bolivia, la isla de Malta, el mar de Azov, el Próximo Oriente, el norte de África, Irlanda, Indonesia y en la Antártida. Incluso se han llevado a cabo congresos sobre el tema.

A pesar de todo, no ha habido, de momento, ninguna investigación que haya logrado asegurar la localización de la isla descrita por Platón. De hecho, hoy se sabe que el relato presenta anacronismos y datos imposibles, lo que descartaría su verosimilitud literal. Con todo, se admite la posibilidad de que el mito haya sido inspirado en un fondo de realidad histórica vinculado a alguna catástrofe natural.

Esta catástrofe natural era descrita por Platón como un violento terremoto y un gran diluvio, que, “en un solo día y una noche terribles”, habrían logrado sepultar la isla bajo el mar. Sin embargo, antes de que esto ocurriera, Platón asegura que, 9000 años antes de la época del legislador ateniense Solón (c. 638 a. C.–558 a. C.), la Atlántida era "más grande que Libia y Asia juntas", y contaba con el favor del dios Poseidón, por lo que tenía abundantes recursos.
Representación de la Atlántida según lo descrito por Platón
Estaba dividida en diez reinos, que formaban una confederación gobernada a través de leyes, las cuales se encontraban escritas en una columna de oricalco, en el Templo de Poseidón. Las principales leyes eran aquellas que disponían que los distintos reyes debían ayudarse mutuamente, no atacarse unos a otros y tomar las decisiones concernientes a la guerra, y otras actividades comunes, por consenso y bajo la dirección de la estirpe de Atlas. Las ideas de Justicia y Bien eran propias de la sociedad atlante, como proponía Platón que debía ocurrir en una sociedad perfecta. Sin embargo, los monarcas de la Atlántida fueron volviéndose cada vez más soberbios, comenzando una política expansiva con la que conquistaron gran parte de Europa y del norte de África. Sin embargo, no lograron expandirse por Grecia ni Egipto, ya que entonces fueron derrotados por una hipotética Atenas prehelénica. Como castigo por su soberbia, los dioses decidieron enviar la catástrofe natural que antes mencionábamos.

Otro libro que describe una isla en la línea de la Atlántida de Platón es De optimo rei publicae statu deque nova insula Utopia  (Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía), del filósofo y político inglés Tomás Moro. De hecho, la concepción de utopía que tenemos en la actualidad proviene del uso del término que realizó este autor en su obra a finales del siglo XV, puesto que en realidad, esta palabra proviene del griego y tiene el significado de, simplemente, “no lugar”. En este sentido hay que señalar que la isla de Tomás Moro es claramente una ficción del autor y no hay dudas sobre su posible existencia, como ocurre con la Atlántida.

La isla de Utopía, de origen artificial, estaba habitada por una sociedad perfecta en la que Moro introdujo conceptos realmente innovadores para su tiempo. De hecho, sus ideas rompedoras y su desacuerdo con la decisión del rey Enrique VIII de escindir la Iglesia le llevaron a ser encarcelado y posteriormente decapitado. Este libro se puede considerar como el primero, con permiso de La República de Platón, que habla de forma abierta de una sociedad comunista. En la sociedad utópica no existe la propiedad privada, y la igualdad tiene un papel muy importante. Así, todas las personas tienen derecho a una casa y a ropa, que serán para todos iguales, y todos han de trabajar el campo, aunque luego dediquen tiempo a la actividad para la que se han formado. La isla está gobernada por una democracia en la que, no obstante, el puesto de príncipe es vitalicio a no ser que se demuestre que es un tirano.
Mapa de Utopía

También se plasman conceptos como  la eutanasia, el divorcio o la libertad de religión. Esto sorprende mucho viniendo de un hombre fuertemente ligado con la Iglesia católica, la cual ni siquiera en la actualidad acepta algunas de estas consideraciones. Sólo se puede percibir algo su ligazón a la Iglesia en el hecho de que, en Utopía, se desconfía de los ateos ya que, al no creer en nada después de la muerte, el miedo al castigo eterno no evita que incumplan las normas de la comunidad. Aun así, la historia no ha dejado claro si Tomás Moro realmente pensaba esto, o simplemente pretendía ser una sátira de la nueva sociedad llevada al extremo.

En cualquier caso, la Utopía ha servido de inspiración para teorías políticas posteriores, así como para ficciones utópicas o distópicas, aunque no todas ambientadas en islas, claro. De todas formas, con este pequeño análisis de estas dos obras queda claro que la isla es un espacio idóneo para experimentar formas políticas nuevas, como intentó Platón, sin éxito, en la isla de Siracusa.

domingo, 6 de abril de 2014

Islas privadas

Seguramente a Chuck Noland (Tom Hanks en Náufrago) se le quedaría esta cara al enterarse de la nueva moda: las islas privadas.




La línea telefónica mediante satélite y las nuevas posibilidades de construcción junto con la energía solar y los avances en desalinización convierten el árido mundo de Chuck en un lugar de ensueño para multimillonarios de la talla de  Leonardo Di Caprio, Johnny Depp o el ruso Roman Abrahamovich cuya isla le costó 14 billones de dólares.



Pero, por supuesto, quién se lleva el premio a la extravagancia es Bill Gates con su isla de 56 billones de dólares.



Johnny Depp: Isla que forma parte del archipiélago Ekzuma

Mel Gibson: la isla de Mago

sábado, 5 de abril de 2014

Otros pintores y las islas.

Aunque Gauguin es el pintor más representativo si de islas se trata, también hay otros pintores que encontraron en las islas una inspiración para sus cuadros.
Dentro del siglo XIX podemos destacar a tres pintores que utilizaron el tema que nos ocupa.
Arnold Böcklin fue un pintor suizo que podemos relacionar con el movimiento pictórico simbolista.
Uno de sus cuadros más conocidos es La isla de los muertos que representa un remero y una figura blanca sobre una pequeña barca, cruzando una amplia extensión de agua en dirección a una isla rocosa. El objeto que acompaña a las figuras en la barca se identifica generalmente como un ataúd, y la figura blanca con Caronte, el barquero que en la mitología clásica conducía a las almas al Hades . La obra ha atraído la atención de muy diversas personalidades,Adolf Hitler, en particular, estaba obsesionado con el cuadro, una de cuyas versiones llegó a poseer. Freud, Lenin, o Clemenceau, entre otros,tenían una reproducción en su oficina.













Georges-Pierre Seurat fue un pintor francés y fundador del Neoimpresionismo. Su cuadro más conocido y el que hace referencia a una isla se puede englobar dentro de la rama pictórica conocida como puntillismo.
El cuadro tiene por título Tarde de domingo en la isla de la Grande Jattees.La isla de la Grande Jatte se encuentra en el río Sena en París , entre La Defense y el suburbio de Neully, dividida por el Pont-de-Levallois. Aunque durante  muchos años fue un sitio industrial, en los últimos años pasó a albergar jardines públicos y un conjunto residencial. En 1884 era un paisaje bucólico alejado del centro de la ciudad.














Por último,de esta época debemos hacer referencia al pintor Joaquín Sorolla.
Joaquín Sorolla nació en Valencia en 1863 y podemos englobar su obra dentro del impresionismo.
En julio de 1919, Sorolla decide viajar a Mallorca para descansar, tras todos los triunfos que había conseguido anteriormente, y allí se instala en la cala de San Vicente de Pollensa, donde retrata numerosos cuadros del paisaje que le rodea.















Si prestamos atención al siglo XX también encontraremos pintores que utilizan las islas como fuente de inspiración.
Oscar Domínguez nació en Tenerife el 3 de enero de 1906 y falleció en París en 1957.Este pintor se enmarca dentro de la pintura surrealista y perteneció a la generación del 27.Tuvo mucho contacto con André Bretón, pero luego se alejo de este movimiento al acercarse a Picasso.














Roland Penrose fue un historiador poeta y pintor inglés al que también podemos enmarcar en el movimiento surrealista. También fue conocido por ser un gran coleccionista y promotor del arte moderno.
























En la época actual también hay pintores interesados en retratar las islas, desde una visión imaginaria y personal o pintando el paisaje que les rodea. 
Uno de ellos es Tristan Lansdowne , que nació y se crió en Victoria BC .Estudió arte en la Universidad de Victoria y en el Ontario College of Art & Design, donde recibió una Licenciatura en Bellas Artes. Su obra ha sido expuesta a través de Canadá y Estados Unidos. En la actualidad vive y trabaja en Toronto.

Y otro ejemplo son  los pintores Abel Vargas, Ángela Rutina Juárez (mejor conocida como Pinita), Salvador Guillén y Pablo Paisano,  originarios de la isla de Ometepe que  expondrán 50 cuadros en óleo y acrílico, en los que retratan la esencia de la vida en este paradisíaco rincón de Nicaragua.
  











jueves, 3 de abril de 2014

Gauguin y las islas.

Si hablamos de la pintura que representa las islas es imprescindible tener en cuenta a Paul Gauguin, unos de los mayores exponentes de este tema.
Paul Gauguin nació en París el 7 de junio de 1848 y falleció en Atuona,( Islas marquesas)  el 9 de mayo de 1903. Fue un pintor postimpresionista, que perteneció a la escuela Pont-Aven e inspiró a los nabis. Desarrolló la parte más distintiva de su producción en el Caribe y en la Polinesia Francesa.
Gauguin llegó al istmo de Panamá, en abril de 1887, a la isla deTaboga,durante un tiempo trabajo como obrero de la Panama canal Company, pero las enfermedades tropicales lo postran muy pronto. Tras recuperarse, continúa su viaje en la isla Martinica en 1888.
 Este viaje al Caribe,  resultaría fundamental para su futuro artístico, ya que le mostró la sensualidad del color y se interesó por una naturaleza primitiva capaz de acentuar las relaciones humanas. Aunque después de su estancia en el Caribe, regresa a Europa. Tras estar durante una temporada en su país natal decide, en 1891 viajar a la Polinesia.
Allí se asienta en Tahití tratando de huir de la civilización europea y de todo lo artificial y convencional. 
Cuida especialmente la expresividad de los colores, la búsqueda de la perspectiva y el uso de formas plenas y voluminosas. Influido por el entorno tropical y la cultura polinesia, anticipa el arte abstracto: simplifica aún más las composiciones dando preponderancia al color y a la idea que el color puede sugerir, su obra adquiere fuerza, lleva a cabo esculturas en madera y pinta sus cuadros más bellos, en especial su obra más importante y de mayor dimensión,¿Quiénes somos?¿De dónde venimos?,¿A dónde vamos?, que él mismo considera su testamento pictórico.
En Tahití, conoce a Tehura, que se convierte en su modelo. Pero tras algunos años de felicidad en los que publica su autobiografía "Noa", problemas administrativos,personales y de salud lo hunden.
Hacia los últimos años de su vida formó pareja y tuvo un hijo, Émile, con Pau'ura, una joven de las Islas Marquesas, pero también contrajo lepra.
En 1897 intenta suicidarse,pero sobrevive y vive prácticamente en la miseria con una pequeña pensión que desde París le enviaba un marchante.
Decide entonces establecerse definitivamente en las Islas Marquesas para volver a encontrar la inspiración. En 1901, llega a Atuona en las Islas Marquesas. Cree estar en el paraíso, pero pronto se dará cuenta de su error al conocer los abusos cometidos por las autoridades y al tratar de defender a los indígenas. Durante los últimos años de su vida se dedica a realizar esculturas primitivas.
El nueve de mayo de 1903 muere.



miércoles, 2 de abril de 2014

La isla como prisión

Las islas han sido utilizadas como aislamiento no solo en la ficción, sino también en la vida real. Una de sus funciones ha sido la de centro penitenciario y otra la de alejar de la sociedad a los enfermos contagiosos. Ha sido lugar de terror, soledad y miseria, aunque no en todos los casos:

http://www.slideshare.net/isabelvelasco796/la-isla-como-prisin

En la serie de televisión La fuga, emitida en Telecinco en el 2012, podemos ver cómo se utiliza el recurso geográfico de la isla como aislamiento para reos.


http://www.formulatv.com/videos/3534/avance-la-fuga-ficcion-telecinco-aitor-luna-maria-valverde/

Entrevista con Noemí Redondo




Es difícil resumir en unas líneas la trayectoria de esta trotamundos que hoy nos ha hecho un hueco en Espíritu23 para hablar de Islas con nosotras, que nos hemos presentado como amantes de su profesión e ignorantes de lo que esconde una mente con tantos viajes y tantos años de televisión a las espaldas.
Desde Españoles por el mundo hasta Callejeros Viajeros, pasando por Supervivientes; consideramos que hay pocas personas en el panorama del periodismo nacional que sepan hablarnos mejor de las islas en los medios de comunicación que Noemí Redondo.


¿Qué es para ti una isla?

Para mí una isla es un lugar aislado, dependiente, rodeado de mar por todos los lados. Para mí que soy de Madrid, es precisamente todo lo que no es mi ciudad. Siempre pienso en el paraíso como una isla; pero tampoco me voy a engañar, es mucho más que un paraíso. Hay islas que son paraísos y hay islas que son infiernos.

¿Qué piensas que se transmite en los medios de comunicación de las islas?¿Es la misma idea que tu tienes de una isla?

Yo no creo que los medios de comunicación hagan una transmisión concreta de las islas en sí.  Pero es importante diferenciar entre los medios de comunicación y la  publicidad entendida como medio de comunicación.
En la transmisión publicitaria lo que se ve es una palmera paradisíaca con una playa espectacular en las Islas del Maíz en Nicaragua. Eso es lo que vas a ver, vas a ver una postal. Pero si tú abres el foco, y en vez de un objetivo de 50 milímetros pones un gran angular, resulta que en la misma foto te encuentras a cuatro criollos que viven vendiendo droga…

¿Y tú crees que eso es lo que marca la diferencia entre “un documental” y un Callejeros Viajeros? ¿Es Callejeros Viajeros la apertura del objetivo de la gente?

Hace diez años empezó Callejeros,  fue una revolución en los medios de comunicación a nivel informativo porque era un tipo de grabación muy dinámica, muy cercana, muy poco preparada… al final se convirtió en una plaga a nivel nacional y de repente todos los programas empezaron a imitar esa manera de grabación, hasta que saturó.
Primero fue Kilómetro 33 en Cataluña, luego Madrileños por el mundo -que se basaba en descubrir el exterior de España a través de las vidas de los madrileños que vivían ahí-, y después ya llegó Españoles en el Mundo, donde yo trabajé .
Dos meses después empezó Callejeros Viajeros. La diferencia que marcó con el resto de programas es que no se reflejaba la realidad de las personas españolas que vivían en el extranjero, sino que reflejaba la realidad de los países en los que las personas vivían. No importaba que fueran españolas las personas a las que se entrevistaba.  Sí que es cierto que se tiraba del “español”, pero para evitar una cosa muy poco aceptada en España que es el subtítulo en televisión. He grabado a gente totalmente anónima, porque lo que importaba era el país, la forma de vida.
¿Me preguntabas si Callejeros Viajeros muestra lo bonito, lo exótico, lo ocioso? Hay programas en los que sí y programas en los que no.

¿Nos puedes dar ejemplos en concreto? ¿Siempre has podido mostrar lo que has querido?

En Españoles en el mundo me tocó grabar Cabo Verde. Llegué ahí para grabar la vida de las personas que vivían ahí, no el país; entonces grabé personajes.
Dentro de esos personajes había uno en concreto que era de los más antiguos españoles que vivían en la isla. Era arquitecto y se había erigido como capitán de la Isla, un mandamás que además había reconstruido una zona de Ciudad Bella que antiguamente era la zona de esclavos de Cabo Verde.
Es un sitio muy duro.  Yo grabé el pilón de los esclavos, las fortificaciones… ciertas cosas que reflejaban la historia del lugar; pero además grabé una entrevista con este señor en la que yo, evidentemente, hice mi trabajo -preguntar lo que era de su vida- pero no pude evitar hacer una radiografía de lo que él mismo era: un tirano fascista. Yo simplemente le hacía preguntas y él se dibujaba a sí mismo con frases muy burdas.  Esa parte para mí era importantísima a la hora de editar el programa, porque eso era Cabo Verde. Era un lugar donde se habla criollo, donde los hombres y mujeres tenían una manera de ser en la que la vida les pasaba por delante, necesitaban que alguien les dijera lo que tenían que hacer porque detrás de ellos caían siglos de esclavitud, y eso condiciona a un ser humano.  Una manera de reflejar la vida en Cabo Verde era entender a este señor, su forma de pensar esclavista y clasista  hacía entender la vida de los caboverdianos.
Cuando llegue a España, TVE cortó esas partes. Decidieron que era muy político para el tipo de programa que estábamos haciendo. Tampoco pude grabar la construcción de megahoteles en Boa Vista, enromes masas de moles de cemento que no guardaban estética alguna con la isla.  Ese programa se emitió sin que salieran esas realidades que yo había visto. Entonces está claro, los medios condicionan lo que el espectador ve y la idea que tiene del lugar.

Después de ese reportaje la embajada  casi me envía una carta de agradecimiento por lo bonita que había puesto su isla... Sin embargo, en Callejeros viajeros Malta pasó todo lo contrario, recibí una carta donde me decían que no estaban nada conformes con lo que yo había reflejado.

Cuando busqué información antes de ir a Malta lo que yo veía siempre era una foto que es conocida por todo el mundo. Una foto de una playa de roca de agua cristalina, de un cielo azul precioso… para el viajero eso es Malta.


Pero cuando tú llegas a Malta, la realidad es otra. La realidad es que las playas no tienen arena, cosa que el  turista no percibe hasta que llega ahí, porque lo que tiene en la retina es la imagen de esa playa azul y maravillosa que ni siquiera pertenece a la isla grande. Esa playa es espectacular, pero cuando llegas ahí es como ver veinticinco mil chorizos en una barbacoa que no entran. No hay espacio para ponerse, en realidad, la sensación que tienes al  llegar es de asfixia y ¡estás en el paraíso! Estás en una paraje espectacular pero lo que sientes es  angustia porque no sabes dónde puedes poner el pie sin pisar a alguien o dónde puedes dejar la toalla… Un lugar en el que tienes que comprar agua porque no hay agua y te cobran por cada botella cuatro euros.  Claro que todo eso no lo pones en una foto turística.
También grabé una de las zonas de marcha de Malta que se llama Paceville, porque para mí era importantísimo -era verano-. Ahí me encontré con la depravación, el desfase, la falta de respeto por una isla que no es la tuya... y era brutal. Todo por el alcoholismo barato, porque se fomenta la borrachera… es Sodoma y Gomorra para los estudiantes.  Malta vive mucho de los estudiantes que van a aprender inglés. Además, en el momento en el que yo fui Zapatero acababa de decir que iba a reducir la ayuda de becas, se creó una revolución porque “Zapatero nos iba a quitar las becas”; pero yo vi ahí lo que se hacia con ese dinero de las becas MEC. Yo me sentí avergonzada. Me ha pasado muy pocas veces, pero me sentí avergonzada de ser española, de hecho, hubo un momento en el que baje la cámara y me negué a grabar. No quise grabar más porque era tan bestia lo que estaba grabando… No seguí grabando pero sí que lo quise contar, porque eso estaba pasando en Malta. Eso es Malta, Malta era un espejismo de lo que se veía en las revistas de viajes.


En realidad es muy difícil relacionarse con un maltés, son muy religiosos, hasta el punto de la enfermedad. Frente a esa religiosidad te encontrabas el desfase permitido en las calles de al lado. Malta es un lugar en el que no está permitido el divorcio ni el aborto, pero están permitidas legalmente las empresas de apuestas y de negocio online de telecalls... es una doble moral lo que hay en Malta, un pueblo difícil, cerrado, lleno de dicotomías...  
¿No le gusta a la embajada que hayamos emitido ese reportaje?, ¿no le gusta eso a las agencias de turismo? Yo lo tengo que hacer, es mi compromiso con la gente.

¿Y has sentido en alguno de tus programas ese sentido de aislamiento del que hablábamos antes?

Me pasó un cosa muy curiosa en Hawái que refleja verdaderamente el aislamiento de estos lugares. Estando en Sídney se nos rompió la cámara, y después de grabar en Australia teníamos que ir Hawái directamente, no pasábamos por España y necesitábamos otro equipo.  En Australia lo encontramos fácilmente, y después de grabar ese Callejeros volamos a Hawái. Se suponía que para cuando llegáramos al hotel tenía que estar esperándonos en la habitación un equipo nuevo que nos habían mandado desde España, pero ahí no había nada. No había llegado porque había quedado parado en la aduana de Estados Unidos. Así que nos encontramos con ocho días por delante y un programa de televisión de cincuenta minutos que grabar sin cámara. Además estábamos en una isla, incomunicada del mundo,  en la que el sistema de grabación cambiaba, al igual que los equipos. Nos pusimos a buscar un equipo de alquiler que se adaptase a nuestro formato y no encontramos nada, estuvimos tres días metidos en el hotel... Curioso porque Hawái es una zona de filmación muy conocida por sus paisajes… pero es una isla en  la que se graban series y cine exclusivamente, no televisión. El equipo que requeríamos era poco profesional para lo que ahí nos ofrecían. Al final conseguimos encontrar a un señor que tenía una cámara casi de casualidad, nos la alquiló y al final pudimos grabar.
El que nosotros estuviéramos tres días buscando un equipo demuestra el nivel de aislamiento en el que puede llegar a vivir una isla. Ellos tienen lo que necesitan, pero no tienen más. No es fácil encontrar ciertas cosas, en este caso era una cámara de televisión, pero es que en otro igual es comida. 
Cuando nos pusimos a grabar Hawái me maravillé. Era un sitio espectacular, precioso. Grabamos las playas, las zonas verdes, las montañas... Pero no nos quedamos ahí, nosotros grabamos lo que realmente sentimos. Nos encontramos con una isla que había sido colonizada por Estados Unidos, cuya población indígena era ninguneada por la población estadounidense, económicamente sometida al turismo japonés…  Un lugar en el que la clase media y alta era americana, japonesa o turista y la clase indígena -los hawaianos de verdad- vivían en poblachos en casas marginales, en playas acampados… La cantidad de vagabundos era impresionante, y no sólo autóctonos.
Oahu tiene una zona downtown  que es Hounululú donde se hacen miles de millones cada día, donde las mayores empresas de negocios de videojuegos tienen su sede, donde comer es carísimo y donde la gente va a trabajar como robots a ganar dinero desde la mañana a la tarde… Pero Hawái también es la zona de al lado, donde está el antiguo barrio de los marineros hawaianos y americanos en el que en los bares hay rastas, se pasa droga, se consume metanfetamina y se bebe cerveza día tras día hasta que caes redondo al suelo. En Hawái hay gente que vive de los subsidios, mujeres que lloran porque a sus antepasados los mataron los estadounidenses. Eso es Hawái.
Podía haber ido a Hawái y haber mostrado dónde se grabó Lost, la playa  paradisíaca, el tipo haciendo surf en Waikiki... pero creo que la gente no se merece eso. Me colé en la base americana y grabé esas bases, grabé a  vagabundos con los que me paré a hablar durante dos horas, grabé campamentos de antisistemas que vivían fuera de la ley en playas; y me aceptaron en todas las partes.

La sensación de Australia fue totalmente diferente a la sensación de Hawái. Australia es una isla mucho más  grande, pero también viven aislados, incluso dentro de la propia isla. No es lo mismo vivir en el centro que vivir  en Tasmania, en Sídney que en Melbourne…. Sídney, por ejemplo, es todo “buen rollo”.  La gente te acoge a cambio de nada, por ejemplo cuando se me rompió la cámara, y eso se ve en el programa.

Ahora queremos hablar de otro programa en el que también trabajaste: La isla de los famosos. ¿Qué piensas de que se haga de una isla un espectáculo?

Vivimos durante tres meses en el Amazonas brasileño, que no es isla; pero si quieres que hablemos de aislamiento, el Amazonas es incluso más aislado que cualquier isla. También estuvimos en Santo Domingo, pero en otra edición.
Yo creo que el programa no es tanto espectáculo sino más bien entretenimiento.  No obstante, ha ido evolucionando. No es lo mismo la primera edición, la que yo hice en el 2004, que la que se hace ahora.
Pero en este tipo de formato lo importante no es el lugar en el que están; los podían llevar a Siberia. El espectáculo se busca en el enfrentamiento, en la sinergia de las personalidades que chocan entre sí. La imagen que se da de los lugares, si soy un poco justa, no está mal. En las islas, hay cosas que me gustan y que la gente no ve porque se centra en los que se están peleando… pero si eres capaz de sacar a los concursantes y quedarte con lo que pasa en la isla,  es muy interesante ver cómo realmente son algunas zonas paradisíacas.
Por ejemplo, cuando tu piensas en República Dominicana no piensas en política -que hay tela-, piensas en la playa fantástica, en los altavoces a tope con gente bailando,  piensas en ron, en palmeras... Supervivientes te muestra una playa paradisíaca estupenda donde de repente hay otra realidad.
Me parece un programa en el que si quitas el entretenimiento y te quedas sólo con lo que es la “geografía” -lo que nos trae a esta entrevista- es de los más reales. Te ponen un espejo real en la vida de una isla: te dicen que estás aislado, que no tienes comida, que tienes que salir al mar a pescarla... Además de los verdaderos dueños del lugar que son los insectos,  son los amos y te atacan. Estando ahí he llegado a ver una nube negra que se acerca y te come, como en las películas. Y llegas a contar 60 picaduras en un ojo o se te hincha el cuerpo, pero lo asumes porque es algo suyo, es su zona y tú estás ahí de intruso. Para mí Supervivientes –en sus orígenes- eso mucho más real que un folleto turístico.

Conclusión en palabras de Noemí.

Yo repito, es muy importante el periodista, el oficio del periodista. Hay que luchar por transmitir el material que se consigue, y hay que ser justo. Y no estoy diciendo que sea la mejor periodista del mundo, que para nada no lo soy. Pero es muy importante que estés a gusto con lo que tú haces, tienes que rendirte cuentas a ti mismo, más allá de que luego tengas que rendírselas a otros…